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Mundo Posible

jueves, 8 de octubre de 2009

¿Misión de Paz o de intereses?


No queremos hacerla nuestra, digo esa guerra, ni queremos ninguna guerra, ni estamos por la labor de seguir financiando guerras de otros disfrazadas bajo el nombre de Misión de Paz. Ancor siempre creyó en las filas, creyó en el honor a las banderas y en salvar gente. Pero amaba la vida por encima de todo, la alegría, el optimismo y las ganas de cumplir sueños. No creo que su sueño fuera morir agonizando tras volar por los aires. Militar de vocación, cumplía por segunda vez destino en Afganistán. Enviado desde el Regimiento de Infantería ligera Soria 9, ayer realizaba su patrulla de reconocimiento junto a cinco compañeros. Iba conduciendo el vehículo que ha sufrido el atentado tras pisar un artefacto explosivo en las inmediaciones de Syah Washan. Tras el atentado, los seis fueron trasladados al hospital Role 2 de Herat, donde finalmente Ancor murió. De haber ocurrido en mayo, mi hermano Ione le hubiera atendido. También sabe lo que es vivir la Misión curando heridas dentro del hospitalito, salvando vidas de un lado y del otro, no sólo del ejército. Sin embargo, él, sí puede contarlo.

Ninguno de los 90 muertos que ya ha dejado España en esas tierras fundamentalistas han querido la muerte allí. Dan su vida, pero ¿por quién? ¿por qué? La Misión de Paz -realmente- es estar en medio de un fuego cruzado de intereses, de una tierra llena de creencias e intereses que a su vez está rodeada de extranjeros gobiernos llenos de intereses. NO hay Misión de Paz. Me lo decía ayer en Fuerteventura su amiga y Brigada, cuando fuimos a su cuartel a cubrir la fatal noticia para Telecinco noticias. Destrozada, al igual que sus compañeros, viajamos después juntos en el mismo vuelo a Gran Canaria.
Hay muertos, de un lado y del otro, en medio de una guerra -llamémosla civil- que también se cobra otros muertos, los nuestros, los que van enviados, desplegados con sus uniformes, su buena voluntad, sus vidas a medio hacer o ya hechas. Son nuestros hermanos, nuestros hijos, nuestros amigos y amigas, nuestros valientes o cobardes, pero los nuestros. Son los que no tienen la culpa de que países como España sigan financiando ejércitos, sigan gastando gran parte de nuestra débil economía para meterse donde nadie los llama. Y ésa, tristemente, es una de las causas que arrastramos de la verdadera crisis.

¿Misión de Paz?. "Cuando el pintor de brocha gorda habla de paz/ por los altavoces,/ los trabajadores miran el grueso firme /de las autopistas que están haciendo,/ y ven/ que es para tanques pesados", diría Bertolt Brecht. Parece que no quieren que aprendamos la dura lección que dejan los errores del pasado.

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martes, 6 de octubre de 2009

La Negra


He sentido la muerte de La Negra.
Mercedes. Sos Mercedes Sosa. Una de las más grandes y comprometidas mujeres, de las más hermosas y profundas voces que ha parido la historia de la música y del arte de raiz. Regalo su voz ahora, envuelta en uno de los tantísimos temas populares que sólo ella sabía elevar a la categoría de música de altura. Mercedes tiene una canción para cada vez, para cada sol, para cada batir, para cada soñar, para cada suspiro, para cada abrazo. La zamba recorre ahora cada pedacito de la América. Se mete en los rincones del alma del campesino, del indio, de la mujer, de la esperanza. La zamba es La Negra, que ya es eterna, plena, ilimitadamente profunda. Zamba para no morir, hoy. Una de sus zambas intensas, redichas, menudas, ¡ché!... Pero ¡qué importa lo que yo elija! Si es que la música, la suya y la de cualquiera que la sienta, llega siempre donde no llegan las palabras... Estoy convencida. Viva Tucumán (menos unooooooooo).