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Mundo Posible

lunes, 21 de enero de 2013

Sobres


Dicen que el asunto de los sobres ha caído como una bomba en la sede central del PP de Génova, donde preocupa la información sensible que pueda poseer el ex tesorero Luis Bárcenas a cerca de los principales dirigentes del partido.

Pero la bomba es para Génova y para todos porque da que pensar. Esta puede convertirse en la punta de un iceberg que, de romperse, acabaría con todo el sistema democrático. No sé qué remueve más, si esa noticia o ver una furgoneta blanca de destrucción de documentos oficiales en Génova.

Lo de los sobres, nos toca la moral y los "pies" porque el descrédito a los gobernantes se apodera de nosotros -una vez más- con rostros de políticos jeta que nadie votó; que accedieron al poder haciendo imperios durante años y que ahora van cayendo como moscas montando escándalos que nos golpean en la cara, vaya usted a saber por culpa de qué filtración.
La humilde clase trabajadora, se desmiembra y exprime cada día para salir adelante y levantar un sistema. Lo hace dócil, a pesar de soportar trabajos precarios, ya ni mileuristas, que vulneran el derecho al ahorro; lo hace obedeciendo reformas injustas que no benefician al progreso. 

Los contenidos de los sobres que veo cada día, no huelen a ese dinero podrido salido del engaño de los sobres famosos de estos días, ni llevan dentro 24 mil euros para perderlos en una cafetería de Salamanca, ni tampoco son sobresueldo, ni sobreesdrújulos, ni sobreprotectores o sobresalientes.

Los contenidos de los sobres que imagino no nacen de lo sobrenatural, tienen su lenguaje, nos dicen "¡ábreme!" porque, sobre todo, cargan dentro un destino que brota del sudor diario, son sobrecillos de azúcar para endulzar, grano a grano, documentos del banco, cartas de pago o impago, sobres con gastos del agua, sobres con facturas de la luz. Sobres de contribuciones, sobres del INEM, sobres con pruebas médicas, sobres para Rayos, sobres desde Hacienda, sobres del seguro, sobres de impuestos, digo impuestos puestos.

Los sobres que nos llegan son nuestra letanía, con la que vamos sobreviviendo sobrecogidos, no sólo en las sobremesas. Sobra explicarlo.