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Mundo Posible

martes, 25 de junio de 2013

Tata Madiba, libre al fin

Estos días, Madiba disfruta de sus atardeceres  escuchando, como siempre,  a su apreciado Tchaikovsky. Así Tata puede soñar y le vienen a la memoria los recuerdos de casi 95 años. Aquel 18 de julio de 1918, cuando nace en Umtata el hijo mayor del jefe de la tribu Tempu. Después, los estudios de derecho en Johanensburgo. La inauguración del primer despacho de abogados negros de la capital africana. Su activismo político en el  ilegalizado Congreso Nacional Africano (CNA). En 1964, la sentencia a cadena perpetua por luchar contra la estricta política de segregación racial que reprimía a la mayoría sudafricana negra. 

Hoy Mandela quiere descansar pacíficamente. Existe tanto bajo su piel... Respira a pulso lento. Viaja por miles de imágenes, como su injusto encarcelamiento desde 1964 a 1990. Entre rejas pasó de preso político a héroe emblemático, un incansable en la lucha antirracista y anti apartheid de fines de siglo en todo el mundo. La sociedad entera pidió su liberación  durante décadas. 27 años después, cuando volvió a legalizarse su partido, Mandela fue liberado sin condiciones. 

Aún recuerdo ese 11 de febrero de 1990. Iba de la mano de su segunda esposa, Winnie Madikizela, camino de Soweto, donde les hablaría a todos, blancos y negros. Vestía un traje de chaqueta gris con corbata, alzando el puño como en las victorias. Un rostro impresionante, con las marcas de sus casi treinta años de  indiscutible autodisciplina y reflexión tras los barrotes. Mandela sonreía como nunca, quizás porque era LIBRE AL FIN o porque había superado la muerte, pocos sabían entonces que durante los años de cárcel intentaron asesinarle y que tuvieron que trasladarle varias veces. 


Cuatro años después de su liberación, Mandela se convirtió en el primer presidente sudafricano elegido democráticamente  por sufragio universal en unas elecciones. El negro de alma blanca anunciaba una nueva era de dignidad. Quizás por eso, Mandela me mira desde una de las paredes de mi casa:
"Es nuestra luz, no la oscuridad lo que más nos asusta -dice Madiba Mandela.
Nos preguntamos, ¿quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso? En realidad, ¿quién eres tú para no serlo? Eres hijo del universo. No hay nada iluminador en encogerte para que otras personas cerca de ti no se sientan inseguras. Nacemos para hacer manifiesto la gloria del universo que está dentro de nosotros. Y al liberarnos de nuestro miedo, nuestra presencia automáticamente libera a los demás". 
Sí, definitivamente, este discurso volvió a cambiar el transcurso de la historia.

Asimbonanga (que no lo han visto)
bonang' u Mandela thina (no hemos visto Mandela)
Laph'ekhona (en el lugar donde está)
Laph'eh leli khona (en el lugar donde él se mantiene)