Tata Madiba, libre al fin
Estos días, Madiba disfruta de sus atardeceres escuchando, como siempre, a su apreciado Tchaikovsky. Así Tata puede
soñar y le vienen a la memoria los recuerdos de casi 95 años. Aquel 18 de
julio de 1918, cuando nace en Umtata el hijo mayor del jefe de la tribu Tempu. Después, los estudios de derecho en Johanensburgo. La inauguración del primer despacho de abogados negros de la
capital africana. Su activismo político en el ilegalizado Congreso Nacional Africano (CNA). En 1964, la sentencia a cadena
perpetua por luchar contra la estricta política de segregación racial que
reprimía a la mayoría sudafricana negra.
Hoy Mandela quiere descansar pacíficamente. Existe tanto bajo su piel... Respira a pulso lento. Viaja por miles de imágenes, como su injusto encarcelamiento desde 1964 a 1990. Entre rejas pasó de preso político a héroe emblemático, un incansable en la lucha antirracista y anti apartheid de fines de siglo en todo
el mundo. La sociedad entera pidió su liberación durante
décadas. 27 años después, cuando volvió a legalizarse su partido, Mandela fue
liberado sin condiciones.
Aún recuerdo ese 11 de febrero de 1990. Iba de la
mano de su segunda esposa, Winnie Madikizela, camino de Soweto, donde les hablaría a
todos, blancos y negros. Vestía un traje de chaqueta gris con corbata, alzando
el puño como en las victorias. Un rostro impresionante, con las marcas de sus
casi treinta años de indiscutible
autodisciplina y reflexión tras los barrotes. Mandela sonreía como nunca, quizás
porque era LIBRE AL FIN o porque había superado la muerte, pocos sabían
entonces que durante los años de cárcel intentaron asesinarle y que tuvieron
que trasladarle varias veces.
Cuatro años después de su liberación, Mandela se convirtió en el primer
presidente sudafricano elegido democráticamente por sufragio universal en unas elecciones. El negro de
alma blanca anunciaba una nueva era de dignidad. Quizás por eso, Mandela me mira desde una de las paredes de mi casa:
"Es nuestra
luz, no la oscuridad lo que más nos asusta -dice Madiba Mandela.
Nos preguntamos, ¿quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y
fabuloso? En realidad, ¿quién eres tú para no serlo? Eres hijo del universo. No hay nada iluminador en encogerte para que otras personas cerca de ti no se sientan inseguras. Nacemos para hacer manifiesto la gloria del universo que está dentro de
nosotros. Y al
liberarnos de nuestro miedo, nuestra presencia automáticamente libera a los
demás".
Sí, definitivamente, este discurso volvió a cambiar el transcurso de la historia.
Sí, definitivamente, este discurso volvió a cambiar el transcurso de la historia.
Asimbonanga (que no lo han visto)
bonang' u Mandela thina (no hemos visto Mandela)
Laph'ekhona (en el lugar donde está)
Laph'eh leli khona (en el lugar donde él se
mantiene)