AmaZona

Mundo Posible

domingo, 14 de octubre de 2007

¿Nobel de la Paz?


De gurú contra el cambio climático a Nobel de la Paz. Al Gore no sólo ha conseguido alertar al mundo entero convenciendo a muchos de que somos culpables de gran parte de los efectos negativos que al parecer ejercemos sobre el funcionamiento del ecosistema, sino que además ahora le han premiado nuevamente por ello. El Premio Nobel de la Paz 2007 no es el primer galardón de prestigio internacional que le otorgan, ya ha conseguido con el documental Una Verdad Incómoda, dos Oscar de la academia americana de cine.

Pero, ante tanta brillantez, la paradoja nos lleva a plantearnos si realmente el Nobel que merecía era el de la Paz o no... No razonamos por antojo, sino porque de repente nos hemos ido a las hemerotecas de la red y en ellas aparecen motivos de peso y personajes con motivos de peso para entender por qué el premio se les había otorgado en otras épocas. Sin ir más lejos, el galardón de la paz -que lleva nombre del famoso filántropo sueco que lo instituyó- reconoce públicamente a quienes entregan parte de su vida a luchar contra la injusticia promoviendo la paz.
Dicho ésto, seguimos sin comprender si realmente luchar contra el cambio climático es luchar contra la injusticia. Mirado desde un punto de vista objetivo, la manera en la que el mundo se agota por la mano del sapiens es injusta y es admirable que alguien quiera luchar contra esa injusticia de cabo a rabo del Planeta. Pero nos nace la subjetividad, sin evitarla, cuando intentamos comparar los motivos que han propiciado que Al Gore sea el nuevo Nobel de la Paz junto con el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU, con otros galardonados y galardonadas de la historia del Nobel.

Henri Dunant fue el primer Nobel de la Paz de la historia, y a través de su persona el premio recaía en la Cruz Roja Internacional, se premiaba a una organización por una labor humanitaria sin precedentes, moderna. Corría el año 1901. A ese premio sucedieron los siguientes: en 1905, para Bertha von Suttner quien inspiró el desarrollo de los movimientos pacifistas del siglo XIX; en 1922 se le otorga al noruego Nansen por afrontar las graves crisis humanitarias de la primera posguerra mundial; en 1954, el premiado es nada más y nada menos que al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, y es que no pienso explicar lo que significa para el mundo la labor imprescindible que ACNUR ha desarrollado, como para no premiarlo...

En fin: Pauling, Martin Luther King, Rigoberta Menchú, Amnistía Internacional, la Madre Teresa de Calcuta, Décimo Cuarto Dalai Lama, Wangari Maatha, la ecologista keniana que se convertía en la primera mujer africana en recibir un Nobel por su lucha por la democracia, la paz y su contribución al desarrollo sostenible en África.

No desprestigiamos la labor de Al Gore, faltaba plus, pero sí que nos parece desmesurado que se le compare a otras celebridades con un perfil tan evidente en la lucha contra amenazas para la humanidad. Incluso entendiendo que se le ha premiado precisamente por difundir que la especie humana puede ser hoy la mayor amenaza contra un Planeta que no cuida. Pero justo por esta razón valoramos que podría habérsele otorgado otro tipo de galardón, quizás uno más científico y no tan pacífico como el Nobel de la Paz. Que conste que el mérito, no se lo quitamos, ha dado la cara por el mundo y se ha enfrentado a gobiernos enteros para ser escuchado. Por eso hay quienes estos días afirman que con el premio Nobel de la Paz 2007 se cierra el círculo de la guerra y la paz sobre el cambio climático.
Pero díganme, ¿no creen que desde que Al Gore entró en la escena para despertar nuestras conciencias no tenemos ni paz ni tranquilidad pensando en la que se nos avecina?