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Mundo Posible

jueves, 20 de julio de 2006

Papa Amazona




“El corazón del indio es la tierra, el árbol y los animales”, Francisco Martel, misionero en Brasil.
Quienes han atravesado sus aguas no se cansan de decir que es el más caudaloso y que en sus orillas descansa el pulmón de la tierra. Tiene tantos kilómetros como los que me costaría cruzar si quisiera partir desde Canarias a Las Américas. Unos 7.020 km2 de recorrido. El Amazonas, esa serpiente de agua que atraviesa la selva virgen brasileña.

Los expertos hablan ya de un 20% menos de selva de la que existía. La tala indiscriminada está siendo su fuente de destrucción. Gente como el patriarca Bartolomé I lideran, desde el pasado 13 de julio, el VI simposio en favor de la naturaleza en la ciudad amazónica de Manaos, en el extremo noroeste de Brasil. Bajo el lema "El Río Amazonas, fuente de vida", se intenta que respirar en la selva siga siendo posible.

Pero no es lo único que preocupa. Mientras esto ocurre, la violencia se ensaña en Extremo Oriente. En esa parte del Planeta también impera la destrucción. Sorprenden entonces, entre tanto caos, las palabras de aliento en defensa del medioambiente que su Santidad Ratzinger ha lanzado en apenas dos días. Desde su estancia vacacional -porque el Papa también disfruta de unos días de descanso, como todo creyente- ha enviado su apoyo al VI simposio brasileño sobre la cuenca del Amazonas. Tras el Ángelus, saludó a varios peregrinos españoles diciendo: “que estos días en los que muchos tenéis un contacto particular con la naturaleza os ayuden a tomar conciencia de la importancia de conservarla y protegerla”.