AmaZona

Mundo Posible

martes, 8 de noviembre de 2011

El Debate que no debate

De pequeña tuve que visitar a una logopeda hasta que aprendí a pronunciar la "R". Desde entonces me encanta esa letra. Fue todo un reto infantil decir, por ejemplo, el perro de San Roque no tiene rabo... pero mira por dónde hoy, aún estoy tratando de pronunciar las "R" de Ruuuu Raaaaa. Vaya, las "R" de los apellidos de los candidatos socialista y popular tras el debate electoral de anoche. Y eso que a la letra “R” en su significado más profundo la definen las palabras fuerza, energía, solidaridad, comunicación y dinamismo. O me equivoco o no hubo nada de eso entre Alfredo y Mariano.

Fueron 100 minutos de debate, 100 minutos de cara a cara, 100 minutos para hablar, defender y exponer argumentos más que consumidos sobre economía, empleo, política social, democracia y política exterior. Frases conocidísimas en uno como “España necesita un cambio”, “futuro de oportunidades”, “nadie nos va a regalar el éxito” y frases sonadas ya también en el otro como “podemos salir de la crisis todos juntos”, “yo sé que la situación es muy compleja”, “hay que actuar no dudar”. 

Celebrado en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, los minutos de cara a cara tuvieron entre 18 y 20 cámaras siguiendo las intervenciones de Rubalcaba y Rajoy. Me pregunto por qué costó unos 550 mil euros si los planos de cámara iban a ser -casi siempre- éso: planos, los mismos planos. El operativo del debate estaba compuesto por unas 110 personas -no sé si las contaron en los créditos del final. Sin tijeretazos. Un debate por ese precio tendría que haber tenido no sé, como mínimo, tiros de cámara desde todos los ángulos, micrófonos de oro con diamantes, mesas de mármol, bolígrafos cromados en plata, sillas de cuero, corbatas de fina seda, chaquetas de renombre, pero nadie podrá decir que hubo de todo eso. No sé dónde se ha ido tanto dinero.
La vergüenza en estos tiempos ya no existe. Porqué Rajoy dijo “más poderes públicos para salir de la crisis” y por qué Rubalcaba insistió en “más control del gasto público”, por qué nombraron los más de "700 millones de euros de deuda pública que existe en España", cuando que los 550 miles de euros que costó sentarlos frente a frente los hemos pagado todos. No sé todavía cuál fue el mensaje del debate, el objetivo, para qué fueron a un plató, tampoco por qué Rajoy leyó tanto o por qué Alfredo no dejó de pestañear en sus últimos tres minutos, por qué no se prepararon mejor si hasta en el Instituto todo alumno sabe que un debate requiere de una profunda investigación sobre lo que se va a tratar, incluso que cada uno de los participantes prevea las posibles argumentaciones de la contraparte.

El preguntar para aclarar es fundamental en un debate, y nadie preguntó más ni contestó casi nunca.
A mí, sin embargo, se me quedan en el tintero otras cuestiones para los dos:
¿Por qué nos cuestan tanto unas elecciones?
¿Por qué siempre ven y dicen que se está sobre-gastando en lo público en campaña electoral, porqué no metieron la tijera antes?
¿Para qué queremos senadores?
¿Por qué no se eliminan las estructuras políticas y los miles de cargos que sobran?
¿Por qué se permite que los políticos hagan doblete en varias instituciones?
¿Por qué le permiten todo a los bancos?
¿Por qué no se fabrica más dinero?

No voy a seguir frivolizando con mi ignorancia pero no me bajará del burro nadie, fueron 100 minutos de mucha imagen plana con palabras que no contentaron ni convencieron. Los asuntos de la calle, de cómo está la vida en la calle, duran más de los 100 minutos del debate de anoche, ya duran más de 100 horas y días y años. En política, tal y como están las cosas, tanto monta monta tanto. Buen martes de noviembre.