AmaZona

Mundo Posible

domingo, 8 de junio de 2008

Timpleando


Tiene que llegar la muerte "compañero de alma, tan temprano" para que este blog retome su diario acontecer y vuelva a la vida. Te vas y haces resucitar mi impulso por escribir palabras. Te vas con la melodía, con el acorde y dejas tanto por hacer y tanto legado.

Porque eres más, mucho más de lo que se ha dicho estos días. Eres por encima de todo, la persona. Así de imperfecto. Así de humano. Así de irónico. Así de sonrisa.Tremendamente terrenal y un enamorado de hacer realidad los imposibles.

Cómo se puede hacer memoria de alguien a quien todavía le queda mucha memoria por delante. En estos días te han elevado a las alturas, a la genialidad. Pero sabes que, como siempre, me gusta discrepar del resto. Porque lo tuyo no es de ahora; hace tiempo que te hiciste genuino.
Nunca ha existido en la historia un genio que lo fuera sin esfuerzo. Se nace con el talento pero el genio se hace día a día, segundo a segundo. El músico que eres se forjó poco a poco. A solas. Mientras el resto se preocupaba por otras cosas, tú te hacías instrumento, partitura, acorde, tú te ocupabas de la música. Los grandes genios de la historia destruyeron miles de sus obras hasta dar con la culminación y traspasar los límites del tiempo y permanecer a través de sus creaciones para siempre. Por eso pido a gritos que no te eleven a las alturas y que te traigan aquí, a lo real, a lo que eres querido músico, amigo Jose, amigo Jar, Jose Antonio Ramos, compañero. Aunque la puta vida haya decidido hacerte eterno.

Laten tus acordes. Tu música resuena... pero tengo silencio. Un profundo silencio que me ha dejado muda. Queda el café de hace dos viernes, el dolor que lo invade todo, nuestros paseos después de los conciertos del coro por la nocturna Copenhague hace casi veinte años, la melodía de tu timbre bajo que pasó a secundario cuando tus manos abrazaron las cuerdas del primer timple, La Bikina con Humberto y la percusión de los huevos de Tony, la maqueta de uno de tus discos en preproducción que me adelantó Sergio con tu consentimiento. Coño, Jose, amigo...

Acabo de releer tu firma en el disco que compré emocionada cuando Trío Timple allá por el 92. Me escribiste: "Para Goretti... ¡! ... Goretti...". Estoy escuchando "15 Años de Timple". La crítica y tú mismo dijeron hace tres años que era la recompensa de tanto trabajo de enanos... de enanos a manos de un gigante. Esta semana de tu muerte, se ha hablado mucho de que Very Jar (ahora verá la luz como último disco póstumo) es la apoteosis de tu carrera. Pero mira, son catorce temas que se suman a tu bestial espíritu creador. Sabes que sigo eligiendo el single "Los Cuatro Gigantes". Ya hablamos de ello alguna vez. Ese single de aquel primer trabajo en solitario. Te dije entonces que traía nuevos sonidos, una proyección del timple que jamás nadie había conseguido. Pero por encima de todo, ese single, bien escuchado, es la renovación musical más allá de las cinco cuerdas. Traía nuevas atmósferas que nadie se ha atrevido a plagiar después. Ahí empezó todo, un nuevo lenguaje que tenía tu sello. Ese cuatro gigantes condensa practicamente mucho y más de lo que eres como músico. Lo demás, sinceramente, es anécdota. En aquellos años, hacer lo que hacías, se llamaba ser visionario, ser de verdad universal y hacer música con todos, para todos y en mayúsculas, sacar a Canarias de su periferia y meterla con genuinidad en el centro de todo, en la caja del timple.

Ahora sólo me calma un abrazo tuyo, de esos grandes, de esos que me aprietan toda porque sabes que soy chiquitita. Te espero aquí para recibirlo mientras tú sigas timpleando, timpleando...

"Que aún tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero".